domingo, 23 de mayo de 2010

Yo, el vituperador!

Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):


vituperar.

(Del lat. vituperāre).

1. tr. Criticar a alguien con dureza; reprenderlo o censurarlo.





… y si bien no censuraré a nada ni a nadie (eso lo dejo para aquellos quienes no saben defenderse sino con la censura), voy a vituperar desgarrándome la piel, la carne, el alma, deshaciéndome en gritos o en letras, garabateándome en vano. Estoy harto de beber el néctar de las mentiras que nos sirven en copas de plata barata, estoy cansado de escuchar el mismo disco rayado de los esperanzadores de turno, estoy totalmente ofuscado por estar obligado históricamente a poner las dos mejillas a la estupidez de los estúpidos y de los que dicen no serlo. Voy a vituperar en voz alta, con los dedos afilados y los huevos bien puestos. No me va a temblar el pulso ni la lengua. No voy a dudar en disparar mis metrallas de verdades que se piensan pero que no se dicen. No voy a ser otro más en el ejército de cobardes, grises almas que se conforman con lo que hay, con lo que cae del gran plato. Quiero más. Merezco más. Voy a vituperar hasta quedarme mudo y en mi intento, trataré de que tú lo hagas, lector, que dejes de callar lo que piensas, que te arriesgues a decir tus verdades como puños. Tenemos mucho que decir y muchísimo más por hacer. Merecemos más que las migajas de una realidad inventada para que creamos estar vivos. Es nuestro turno. Tenemos la palabra. Ven. Vituperemos.

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